Una de las
actividades más interesantes de este bloque ha sido el taller de
coevaluación planteado para el proyecto Flipped Classroom. Uno de
los problemas más graves de la evaluación planteada desde la
perspectiva tradicional es que quien recibe la calificación está,
casi siempre, más pendiente de la valoración numérica que de los
comentarios, correcciones o sugerencias. De ahí se deriva que quien
corrige nunca sabe si sus orientaciones o sugerencias han surtido el
efecto deseado y han servido para mejorar el aprendizaje del alumno.
Cuando te enfrentas
a una coevaluación planteada en grupo pequeño y con propuestas de
mejora tienes, al menos, la garantía de que quien recibe tus
comentarios los leerá e intentará aprovecharlos para perfeccionar
su trabajo (y tú mismo tienes la expectación de recibir los
comentarios de tus compañeros para revisar tu propio proyecto). Sólo
eso ya obliga a enfrentar la valoración con un espíritu mucho más
constructivo.
CC0 Public Domain |
Por otro lado, el
hecho de que sea entre iguales, transforma el sentido de esa
valoración. Ya no es un juicio en vertical, de arriba a abajo, sino
una colaboración (en el sentido literal de trabajar juntos) con un
carácter mucho más horizontal.
También resulta
interesante la autoevaluación después de haber leído y analizado
otros tres proyectos. Antes de volver a coger el tuyo ya tienes una
visión más amplia y más completa de cómo podría mejorar tu
propio proyecto.
Este es probablemente el aspecto que veo más complejo a la hora de implantar el proyecto que he diseñado: la posibilidad de introducir la coevaluación de los alumnos. Aunque, puesto que todo lo demás ilusiona y motiva a los alumnos, sin duda este aspecto producirá el mismo resultado.
Sin duda el trabajo
colaborativo mejora el rendimiento y enriquece los proyectos que
puedan llegar a elaborarse desde la parcela particular de cada cual y trabajar proyectos con la metodología de Clase invertida mejora la docencia y el aprendizaje.
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