Tal
y como avanzaba en la entrada sobre el esbozo del proyecto ABP, he
rediseñado una de las tareas que forman parte de dicho proyecto. En
concreto la parte dedicada a la explicación del Poder, su origen y
su legitimidad.
Podéis
consultar el rediseño en el tablero
de Padlet habilitado a tal efecto. Este es otro de los aspectos que está resultando más enriquecedor del curso: la posibilidad de compartir y acceder a las propuestas del resto de participantes. Hará falta bastante más tiempo que el del curso para poder procesar todas las propuestas, sugerencias y herramientas que aparecen ahí.
El
rediseño de las actividades desde esta perspectiva permite una
flexibilidad tal en los objetivos que se platean, que puede atender a
todos los niveles de conocimiento e interés de los alumnos. La
adaptación de los contenidos a diferentes niveles de conocimiento y
trabajo de los alumnos ha sido siempre una de las dificultades
fundamentales de los docentes (al menos en el terreno de la docencia
de la Filosofía). El hecho de ofrecer al alumno la posibilidad de
ajustar su trabajo a diferentes tareas en función de sus diferentes
habilidades abre la puerta a una asignatura más motivadora y una
posibilidad real de que todos los alumnos se responsabilicen de su
trabajo y sigan el ritmo de las clases.
Apela,
además, esta reorganización de la docencia, al desarrollo de
habilidades superiores a las que se trabajan desde el punto de vista
tradicional. El hecho de no incidir en la memorización, el silencio
y la obediencia como ejes fundamentales del aprendizaje, abre un
enorme campo de posibilidades y múltiples opciones de trabajo mucho
más creativas y que desarrollan en el alumno tanto la capacidad de
hacerse responsable de su trabajo, como la de analizar de forma
crítica y por sí mismo los problemas que se plantean en el temario.
Esta
reorganización, desde mi punto de vista, no expulsa al alumno de la
materia sino que lo incluye. La materia no es ya la montaña que hay
que escalar sino el camino que se recorre (y en compañía de otros).
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Como
última cuestión destacable, y no por ello menos importante, este
tipo de trabajo permite, de verdad, trabajar desde y en la diferencia
y se plantea como modelo de educación inclusiva por excelencia.
Todos pueden llegar al problema y desarrollarlo desde donde vengan y
hasta donde puedan, sepan o quieran.
Claro
que un planteamiento así, evidentemente, ha de ir acompañado por un
cambio radical en la forma de evaluar. Si seguimos anclados en el
modelo del profesor que juzga, valora y dirime estamos con el mismo
perro pero con distinto collar. Necesario plantearse otros modelos
como las rúbricas, la autoevaluación, la evaluación colectiva de
las tareas en equipo, etc. Nuestro papel ha de ser el de acompañar y
nuestra valoración una más junto con las otras.
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